Es difícil pensar en una actividad más fructífera y conveniente que la de practicar un deporte. Y cuando se convierte en una costumbre bien enraizada sus beneficios a corto, mediano, e incluso muy largo plazo, son contundentes.
Como todos los hábitos, mientras más pronto se incluyan en la vida de una persona, mayores posibilidades de éxito tendrán.
Deporte en los niños y personalidad
El deporte detona el desarrollo físico, mental, y social de los niños. Es capaz de configurar una personalidad llena de rasgos positivos y valores profundos.
Haciendo del deporte una práctica constante, un niño puede gozar de buena salud: un cuerpo fuerte que puede defenderse con éxito de las enfermedades. Sin embargo, sus beneficios van mucho más allá:
- Un niño que hace deporte forma su carácter y adquiere principios morales que luego sirven de ejemplo entre sus compañeros de escuela, sus vecinos, sus parientes.
- En el deporte se crean amistades que pueden durar toda la vida.
- El deporte une a personas de todo tipo, disuelve sus diferencias físicas, religiosas, culturales, y económicas. Es una de las mejores armas contra la desigualdad y la discriminación.
- El deporte enseña sobre el trabajo en equipo.
- El deporte enseña a ganar y a perder, y a aprender de ambos resultados. Enseña, sobretodo, a perseverar. Es la mejor escuela de disciplina que hay.
- A través del deporte se entiende el respeto por la autoridad, las reglas, los compañeros y los oponentes. Probablemente ninguna otra actividad tenga mejores resultados cuando queremos formar ciudadanos responsables y construir sociedades justas.
- Estadísticamente, los niños que hacen deporte se desempeñan mejor en la escuela.
- El deporte también es crucial para el desarrollo psicológico de una persona: mejora su autoestima, reduce el estrés, e incrementa el bienestar. Es más fácil para un deportista construir una mente fuerte y un pensamiento claro.
- Un niño deportista tiene mucho menos probabilidades de acercarse a la delincuencia infantil, la drogadicción, y la violencia.
Todas estas lecciones se aprenden de manera natural en el deporte y propician la madurez de una persona honesta y justa, esforzada y resistente, amable y confiable.
Objetivos del deporte
Son tantos los beneficios del deporte que la finalidad de practicarlo se agota en sí misma. Sin embargo, el deporte también expresa la necesidad humana del progreso: ¡Citius! ¡Altius! ¡Fortius! ¡Más rápido, más alto, más fuerte! El ansia de mejorar, de ganar, de evolucionar está impresa en el alma humana, y su marca es especialmente fuerte en el alma del deportista.
Los padres y los entrenadores de los niños deportistas deben ser capaces de reconocer el talento, formarlo, pulirlo, y llevarlo a su máxima expresión. Pero también deben ser capaces de entender el peculiar potencial físico, los gustos y habilidades de cada niño. He aquí el meollo de la formación de los futuros campeones del mundo.
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